Declaraciones del
secretario de Salud del Gobierno Federal de México, Dr
José Córdova Villalobos, publicadas en El Siglo de Durango, el 26
de enero de 2007
La ¿seguridad? del
condón
.Por
Juan De La Borbolla R.
Voces de
algunos editorialistas y ONG’s autodenominadas
progresistas y liberales se han lanzado a la yugular del secretario de Salud del
Gobierno Federal, Dr José Córdova Villalobos, porque
se atrevió a poner en duda ese argumento más mercantilista que científico pero
que dichas organizaciones progresistas y liberales defienden a pie juntillas,
respecto del supuesto “sexo seguro” que se consigue a través de la utilización
del condón.
Lo cierto es
que las investigaciones científicas serias demuestran que el preservativo
mantiene un considerable porcentaje de fallas que explican su limitada eficacia
como contraceptivo y como medio de prevención del Sida.
Un defecto
de carácter físico del preservativo está en su alta porosidad, de tal modo que
el VIH puede atravesarlo con facilidad. En 1992, R. F. Carey y sus colaboradores
observaron que microesferas de poliestireno de 110 nanómetros (nm) de diámetro se filtraban a través del 33 por ciento de
las membranas de los preservativos de látex analizados. Si el VIH mide entre 90
y 130 nm, entonces puede traspasar el látex.
Estudios
realizados con microscopios electrónicos también demuestran defectos en el
proceso de fabricación. La superficie de las membranas de los preservativos de
látex no es uniforme: está sembrada de huecos y hay zonas de perfil suave
separadas por zonas con pliegues. En 1997 un estudio de B. A. Rosenweig sobre 30 muestras de membrana de preservativos no
lubricados mostró que sólo el 30 por ciento estaban libres de toda falla. El 50
por ciento de las muestras indicaban anomalías en la superficie de la membrana,
fisura 10 por ciento, pliegues 37 por ciento y cavidades 38 por ciento.
Otra razón
del fracaso del preservativo para prevenir el contagio es la considerable
capacidad de degradación del látex. Con el tiempo, y más aún si se expone al
sol, el calor y la humedad el látex se hace frágil y pierde flexibilidad,
facilitando las fugas o rupturas. Investigaciones publicadas en 1989 por L. J
Clark, R. P. Sherwin y R. F. Backer mostraron que también este fenómeno es causado por el
ozono atmosférico.
Pero la
mayoría de fracasos en la utilización del preservativo se debe a causas
mecánicas: rotura y deslizamiento al usarse. Un estudio de Trussel de 1992 indica frecuencias de rotura y deslizamiento
hasta del 14.6 por ciento. En otro, publicado en la revista Family Planning Perspectives ese mismo año, se reconoce una frecuencia de 17
por ciento con que los preservativos se resbalan y caen al retirarse durante una
relación sexual. Este mismo estudio reconoce que su “mejor empleo puede ser
difícil de conseguir, pues todas las mujeres que participaron habían recibido
instrucciones escritas y verbales sobre su empleo adecuado”.
De otro
lado, el riesgo de que se rompa el preservativo aumenta en las relaciones
homosexuales. A. Messiah y otros científicos indican
en “Factors Correlated with Homosexually” que el
porcentaje de ruptura en este grupo puede llegar incluso al 22 por ciento.
Las campañas
del “sexo seguro” contienen una ilusión peligrosa que provoca efectos contrarios
al buscado. Como dice el informe de I. Levin de 1995
sobre las infecciones entre militares, el preservativo no sólo no previno el
contagio del virus, sino que lo facilitó, porque quienes lo usaban, creyéndose
protegidos, multiplicaron parejas y experiencias sexuales, llegando en muchos
casos a la promiscuidad “segura”.
Fuente:
CIAS, 26/01/2007